24 febrero, 2023

ONE YEAR OF LOVE


Conocí a Edgar a fines de 1990, como un compañero más de trabajo en ese gran grupo que conformaba la fuerza de ventas de Coca-Cola. Teníamos con Edgar muchas cosas en común y con el tiempo nos hicimos amigos pues era una persona con la que se podía sostener una charla interesante y productiva. Para entonces, Edgar ya estaba felizmente casado y tenía dos hermosas niñas. Fue el 22 de Abril de 1993 en que llegamos a trabajar juntos como vendedores de la zona centro de la ciudad y fue entonces que nuestra amistad se afianzó aún más. Nuestras conversaciones, exceptuando las de ventas, giraban más en torno a discos, cassettes y a lo privilegiados que éramos al pertenecer a una generación que gozó de los éxitos de los grandes monstruos de la música de los años setentas y ochentas.

Con Edgar sólo llegamos a trabajar seis meses pues en Octubre él se hizo cargo de una de las áreas periféricas de la ciudad, pero en el ínterin llegamos a reunirnos varias veces junto a otros amigos. Recuerdo que una vez acudimos a un local de la calle Almagro donde mostró sus proezas en el juego de billar. Sus pasiones, no obstante, fueron siempre el fútbol y su familia. 

Edgar y yo coincidimos, entre otras, en dos oportunidades más, cuando estábamos trabajando ya en diferentes áreas de la misma empresa. Viene a mi mente un domingo entre vinilos en mi casa y un martes entre cintas de cassette en la suya. Fue en esta última, un 2 de Noviembre de 1993, donde gracias a Edgar conocí realmente la dimensión de la música de Queen. Yo, que en la discotienda había visto pasar por mis manos la colección completa de esta magnífica banda y que había tenido a mi disposición sus vinilos, tanto para pedirlos directamente de la disquera como para escucharlos e inclusive grabarlos, había dejado de poner atención a estos íconos de la música de los que ahora soy fan incondicional.

De pronto, aquella tarde, Edgar puso su canción preferida. Yo pensé en alguno de los títulos más conocidos de Queen, pero inmediatamente las notas de One Year Of Love inundaron toda su casa. Era la primera vez, desde 1986 en que este tema fue publicado, que yo lo escuchaba. Y ahora, en presencia de su señor padre, los ojos de Edgar brillaron con melancolía. Era totalmente comprensible, pues la desaparición de Freddie era aún muy reciente.

Luego de eso, Edgar siguió laborando en aquella empresa y yo tuve que marchar a otra. No fuimos los grandes amigos que tal vez pudimos haber sido. Se conoce a mucha gente en el tiempo y en tantos lugares, y mucha gente va quedando en el camino, pero Edgar era una persona especial, tanto por su sencillez, como por su trato y por el significado que le daba a la palabra familia.



EDGAR PERALTA HERNÁNDEZ
(Fotografía grupal tomada el 25/04/1992)

Ya imaginarás, Edgar, que cada vez que escucho una canción de Queen, regreso a aquella tarde de Noviembre del 93 en la calle Bolivia y pienso que veintinueve años son muy pocos ...








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