10 marzo, 2012

CARTA A MARIO




Trujillo, 10 de Marzo del 2012

Mario, ayer por la tarde recibí tu llamada. Me dices que te vas, que por fin salió lo de tu viaje. Aunque no es un viaje muy largo, ten por seguro que te extrañaré, claro que te extrañaré dentro de este laberinto existencial multiplicado por mil, en el que todos andamos sometidos y del que no somos más que víctimas.

Me extraña mucho la forma en que los seres humanos existimos, querido amigo. Salimos a la calle, con las justas nos comunicamos, vivimos corriendo aplastados por la presión del tiempo sin detenernos a apreciar un rostro, un gesto, una mirada, una fachada recién arreglada o una obra de arte confundida en el colage callejero de pintura, vidrios, cables, soluciones elípticas improvisadas y aún más informalidad multiplicada.

Eso también le pasó a nuestra amistad, Mario, la cual fue demasiado esporádica y rutinaria hasta los sucesos del pasado 21 de Enero, fecha en la cual tu vida y la de muchas personas cercanas a ti cambiaron notablemente. Ya sabes, siempre hemos escuchado decir por ahí que tenemos que adaptarnos a los cambios y ésta es una buena manera de aplicarlo. Es imposible volver atrás, amigo, así como es inimaginable pensar que la consciencia de la persona que daña así a alguien, tiene una razón y forma definidas.

Hasta donde yo la conocía, tu vida fue siempre bastante activa, entrenando a tus queridos perros, cumpliendo labores de responsabilidad en tu trabajo policial, logrando cumplir tiempo-extra en la hora y lugar que fueran necesarios, todo sin descuidar a tu querida familia. He podido ver también, en mis diarias visitas, el cariño que te tienen en casa, Mario, como hijo, esposo, padre, tío e inclusive el de tu familia política; todos te aprecian como te lo mereces, han sentido mucho lo sucedido y están muy pendientes de ti.

Debo confesarte que me acabo de poner un poco sentimental al recordar que pasará un buen tiempo antes que puedas besar otra vez la mano de tu pequeño Fabricio, tal como lo hacías en casa cada vez que pedías que lo acercaran a ti. Tampoco podré darte la mano y simular que me la aprietas, salvo que vaya a visitarte uno de estos días, mi buen amigo.


Muy bien, Mario. Quiero que sepas que a partir de este acercamiento, te valoro y aprecio más como ser humano. Por eso mi interés en decirte, algunas líneas atrás, que hay que conocer más a las personas para definirlas y no amoldarnos a la rutina que experimentamos cada vez que ponemos un pie en la calle.

Sé que tu vida cambiará mucho y creo que tú, poco a poco, vas tomando más conciencia de ello. He notado también que tu mirada tiene un halo de tristeza reflejada en aquellas ojeras que vas formando. Tu sonrisa ha perdido un poco de su esencia y tus suspiros son cada vez más hondos. Pues habrá que ver qué sucede en este viaje. Ya he conversado mucho contigo y sabes que la depresión no es una opción para ti, pues a pesar de lo que has perdido, tienes muchas cosas más que tal vez ahora no tomas muy en cuenta.

Estoy feliz de que viajes. Era necesario que cambies tu estadía en tantas clínicas por una ayuda más integral. Dios mediante, cuando regreses, sé que habrás dejado atrás muchos obstáculos junto a la masa muscular que poco a poco irás perdiendo. Deberás acostumbrarte a tu nueva vida y todos los que te queremos vamos a lograr que ésta tenga la calidad que tú te mereces.

Ayer, a través de tu llamada, volviste a prometer que me mantendrás al tanto de todo lo que te suceda, de cómo irás avanzando en tu recuperación y de cómo esa tristeza se irá disipando. Tendrá que ser así. Sabré cómo te encuentras con solo oír tu voz, amigo. Por favor, recuerda que tienes que tomar mucho líquido, recibir muchos masajes para mantener una buena circulación, hacer ejercicio para evitar que tus articulaciones se atrofien, cambiar constantemente de posición para evitar las úlceras por presión y, lo más importante, conversar con Dios a cada momento : terapia óptima.

Me entristece saber que cuando me llamas siempre hay alguien que debe sostener el teléfono a tu oído, pues lamentablemente no puedes hacerlo por ti mismo. No te preocupes, Mario, así lo ha querido Dios, por el momento.

Cúidate mucho. Aquí estoy para lo que necesites, pues de eso se trata nuestra amistad, querido amigo.


3 comentarios:

MILAGROS CASAS dijo...

Buenas noches amigos. Valoro estas líneas, porque sé que aunque superfluamente parezcan duras, son reales y tienen por misión colocar a las personas en la situación inicial que deben asumir para construír todo un proceso de adaptación. Aunque no tengo el gusto de conocerlo, Mario, sé la calidad de persona que Ud. es y será siempre, porque son los valores y la personalidad los que perduran y nos distinguen de todos. Dios sabe por qué y para qué hace las cosas, a veces no las entendemos, nos cuesta mucho con nuestra naturaleza humana imperfecta, pero tenemos una misión que cumplir, para fortalecernos espiritualmente y también irradiar esa fortaleza a quienes nos rodean y quieren. Eso pasará, esa adaptación irá llegando día a día y tomando en Ud. la forma que necesita para su recuperación integral. Tiene muchos motivos por los que salir adelante, el principal de todos : su hijito, él estará orgulloso de que su padre sea una persona tan íntegra y venza obstáculos para ser testimonio y ejemplo para él. Bueno, le deseo toda la suerte del mundo y la mejor predisposición para no negar las situaciones, sino asumirlas, y pronto todo esto será sólo un mal recuerdo. Tiene a mucha gente que lo apreciamos, a través de la distancia. Adelante.

Amable Rodríguez de García dijo...

ES LA PRIMERA VEZ QUE TE DOY MI COMENTARIO PERO SOY UNA ASIDUA LECTORA DE TODO LO QUE ESCRIBES Y TE CONFIESO QUE ME LLENA DE EMOCION,A VECES NOSTALGIA Y ME SIENTO MUY
ORGULLOSA DE TENER UN SOBRINO QUE DEJANDO OTRAS OBLIGACIONES SE TOMA UN TIEMPO PARA
ESCRIBIR Y PLASMAR TANTAS VIVENCIAS DE LA VIDA COTIDIANA.
FELICITACIONES Y SIGUE ADELANTE.
EN CUANTO A TU ULTIMA PUBLICACION LAMENTO MUCHO LO SUCEDIDO Y LE ENVIO MIS ORACIONES PARA QUE SE RECUPERE TU AMIGO MARIO QUE DIOS TIENE QUE ESCUCHAR EL RUEGO DE UNA MADRE.
AMABLE.

Edith P. dijo...

Que buen escrito Jorge, es bonito leer he ir sintiendo como se va descubriendo la verdadera realidad de las cosas ante nuestros ojos,a veces pienso que nos gusta vivir en la irealidad y que eso es lo que nos mantiene un poco cuerdos, solo queremos ver lo que nos conviene para permanecer cómodos en nuestro sitio.
Que lindo sería poder ver a nuestros amigos con los ojos excentos de "opinión y criterio personal" y aceptar a cada uno como es, estar ahí siempre incondicionalmente aprovechando esa oportunidad que nos da Dios de compartir sentimientos sin intereses propios, gozar de la bendición de decir tengo un amigo, pero lo tengo porque así lo decido no por que ese amigo tenga que ganarse mi amistad, ver en unos ojos ese lenguaje que está escrito en el corazón y en cada rincón del alma y que puede ser un lenguaje parecido al mío, pero que la vanidad y el manual escrito por la sociedad esconde y muy fácilmente me "impide" conocer.
No dejar que los sentimientos se contaminen con nada, no permitir que una apariencia física, una posición social, unos logros, una estabilidad, entren dentro de los requisitos para acercarme a alguien o que alguien se acerque a mi.
Que lejos fuimos a parar despues de perdernos en la superficialidad que la vida nos presentó en bandeja de plata cuando no sabíamos ni siquiera donde estabamos parados, no?
Le presentaré a Dios una propuesta hoy, mucho más profunda y firme, sobre mi deseo de desprenderme de lo que los demás piensen de mi, al hacer esto o aquello, y que cada día pueda ser lo que siento ser, lo que soy, lo que Él quiso que yo fuera o que Él quiere y está ansioso por ver en mi.
Y voy a empezar ...que caray! no te conozco Jorge, pero me encanta cuando compartes estas lecturas conmigo...te doy la mano por aquí y también el brazo, y te deseo un hermoso y bendecido día!
Edith.